miércoles, 13 de mayo de 2009


de elcomercio.com


Michelle Obama al rescate del ‘american fashion’

1/25/2009
Por: OLGA IMBAQUINGO, corresponsal en Nueva York

Los diseñadores no tendrán mucho trabajo en crear un estilo para la nueva Primera Dama de EE.UU. Después de Jacqueline Kennedy-Onassis, es Michelle
Obama en quien ven la oportunidad de revivir el glamour y una sobria elegancia en la Casa Blanca.

Obama es la primera dama negra descendiente de esclavos que llega a la Casa Blanca. Tiene 45 años, un porte y cuerpo atlético (mide 1,80) que estos días hace soñar a la industria de la moda de que quizá esta mujer vendrá al rescate de un negocio que vive sus horas más bajas debido a la profunda crisis económica que sufre el país.

Según confesiones de su esposo, el nuevo presidente de EE.UU., Barack Obama, ella de plano dijo no cuando él le planteó la posibilidad de lanzarse a la candidatura para la Presidencia. Solo aceptó a condición de que no se altere la vida de sus hijas, Malia (10) y Sasha (7) y de que él deje de fumar cigarrillos para siempre.

Sin embargo, después de dos años de subirse a las tarimas a pedir el voto por su marido, además de haberse convertido en una figura política ella misma, es el nuevo ícono de la moda y el ejemplo de que la hija de un empleado del sistema de agua potable de Chicago y de una secretaria sí puede llegar a graduarse de abogada de una de las más prestigiosas universidades del país.

Esa imagen y discurso duro que mostró al comienzo de la campaña con el tiempo la ha ido suavizando y hoy es posible verla sentarse frente a los ‘showmen’ como David Letterman y Jay Leno y bromear con ellos. “La íntima”, así la conocían en la tienda de campaña por su capacidad y su apasionamiento a la hora de persuadir los votantes indecisos, empero puso a rabiar a algunas feministas cuando anunció que su principal trabajo como Primera Dama es ser “la primera mamá”.

“Está dejando a un lado lo que hemos conseguido”, dice Linda Hirshman, “cuando privilegia la maternidad sobre la profesión”. Ella argumenta que las mujeres que dejan a un lado su carrera solo para ser madres están quitándose a ellas mismas y al resto de mujeres los progresos conseguidos.

Más tarde la Primera Dama matizó diciendo que, a más de sus hijas, su prioridad serán las familias de los soldados en guerra. Pero cuando se trata de escoger su ropero son muy pocos los que desaprueban el gusto de Obama. “Conste que los políticos y sus esposas no son de los mejores vestidos y solo empiezan a pulirse cuando llegan a la Casa Blanca, pero algunos nunca lo logran.

Si no vean a Hillary Clinton y sus mágicos ternos de pantalón y chaqueta”, escribe Danielle Belton en su portal Black Snob. Según la prensa, si hay una competencia de cuál de las esposas de los políticos se viste mejor, la señora Obama estará entre las primeras, quizá junto con Cindy McCain, la esposa del ex candidato presidencial John McCain.

“La diferencia es que Cindy es tan exquisita que nunca se pondría Talbot, una marca de ropa de clase media y popular que sí viste Michelle con frecuencia. Escoge algo ordinario y simple lo convierte en algo fabuloso”. Eso, en tiempos de crisis económica es bien visto y apreciado.

El martes fue celebrado el terno amarillo que lució para la ceremonia de transmisión. “Nos reflejamos en ella y vistió un vestido que todas podemos vestir”. La sorpresa fue la diseñadora de esa prenda, Isabel Toledo, una estadounidense de origen latino.

Obama no solo es moderna, ella trae de regreso los cuellos ondulantes, las mangas infladas y campana y los collares de perlas artificiales gigantes, accesorios considerados ‘vintage’ o moda del pasado. También incluye los ternos estilo Jackie Kennedy, de allí que no faltan quienes la comparan con aquella primera dama que marcó una época en el estilo de vestir.

Excepto María Pinto, Ikram Goldman y, excepcionalmente Narciso Rodríguez, no se le conoce un diseñador o diseñadores que están atrás de cada aparición pública. Ella es más una mujer de pret-a-porte (moda lista para llevar para todas las mujeres).

Pinto era una diseñadora conocida entre la élite en Chicago hasta que se descubrió que Obama confiaba en ella sus diseños para ocasiones especiales y se volvió también famosa, como desde anoche ya lo es Jason Wu, el joven diseñador de Taiwán, de quien escogió el vestido blanco que lució en las varias fiestas de gala, organizadas en la ciudad.

Este vestido de chifón “es un balance entre una reina y una plebeya. El vestido de inauguración es una metáfora para el papel que le toca desempeñar a la Primera Dama”, le dijo el historiador de mujeres presidenciales Carl Sferrazza Anthony al The Dallas Morning. Katie McCormick, vocera de Obama, ha insistido varias veces: “Para mi conocimiento Michelle no tiene un estilista de cabecera”. “Un acercamiento hacia lo Jackie es parte de su estrategia de imagen”, dijo André León Talley, de la revista Vogue.

La industria de la moda, que incluye a diseñadores y publicaciones, está hambrienta de volver a vivir un “Camelot Moment” -esta vez en versión negra- una fantasía que empuña el retorno de la Belle Époque, que en los años sesenta imprimieron John F. Kennedy y su joven familia.

Solo que la actual Primera Dama es una mujer considerada de fuerte personalidad que, al parecer, está dispuesta a muchas audacias como la de salir a una convención política con un traje violeta que le dejaba los brazos descubiertos y en vez de ganarse críticas se ganó aplausos.

“Sin duda ella tiene el descaro de ponerse lo que quiere sin que le importe lo que digan”, le dijo al The New York Times la diseñadora Thakoon Panichgul. “Está vestida para ganar”, fue la conclusión que desde ese momento hizo la prensa especializada. A partir de su vestido violeta, Michelle Obama es figura permanente que disputa espacio con las modelos más ‘in’ del momento. ¿Será ella la que salvará a la industria de la moda?, por meses este negocio se ha apoderado de la imagen de esta mujer y ya la han convertido en embajadora de un estilo moderno, está por verse si las estadounidenses imitarán su gusto.

Quien más se granjeó la atención de los modistas después de la señora Kennedy fue Nancy Reagan, ella fue la ‘Dama de Rojo’. Michelle es la dama de la cromática: del amarillo, al azul, pasando el blanco, rojo, naranja hasta el negro. Tiene un factor a su favor: es una Primera Dama mucho más joven que varias de las últimas que han sido huéspedes de la famosa casa.
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Dada la importancia de la apariencia de los personajes públicos en los Estados Unidos, cabe mencionar que este es un caso más en que la moda pasa a ser un asunto preponderante para la aceptación de una persona en cualquier ámbito. En este caso, en el campo político. La moda es así una cuestión más política de lo que se percibe. Ya en El Príncipe, Nicolás Maquiavelo hablaba sobre la importancia de mantener una buena imagen para tener éxito en la política.
La figura de Michelle Obama ha tenido éxito, pero, ¿guarda esto relación con asuntos más subjetivos como la campaña de esperanza del presidente estadounidense Barack Obama? De ser así, podríamos decir entonces que la moda juega con valores subjetivos al momento de estimar o desestimar la imagen. Michelle Obama, incluso por el hecho de ser una mujer más joven que las otras primeras damas, y por ser negra, pasa a ser parte de este grupo de los aventajados por discriminación positiva.

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